BIOGRAFÍA

Borja Regueira nació en Madrid, aunque desde hace más de seis años vive y crea en Mallorca, una isla que le ofrece el silencio y el recogimiento que su arte necesita. Su obra explora la abstracción desde una mirada íntima, canalizada a través de la acuarela, los pigmentos naturales, los acrílicos y los óleos. Para él, el acto de pintar es un rito meditativo, un territorio donde se desvanece el tiempo y emerge la verdad más honda.

Entiende el arte como un canal de transformación: un espacio donde aprender del fracaso, volver sobre lo no conseguido, enriquecerlo con experiencia y atravesar la adversidad sin disfrazarla. Su gesto creativo nace del dejar ir, de morir a lo conocido para abrir paso a lo que aún no tiene forma. Esa entrega profunda —casi silenciosa— es la que imprime sentido a su práctica, alimentada por la contemplación, la repetición y la intuición.

Desde los cinco años ha transitado por academias como Estudios Solana y Agua de Mar Taller Creativo, en un camino constante de formación y búsqueda. Ha participado en numerosos workshops con artistas nacionales como Gustavo Ramos, Ale Casanova, Ricard López Iglesias y Diego Catalán Amilivia, así como con creadores internacionales entre los que destacan Alex Hillkurtz, Marco Mazzomi, David Poxon, Celia Lees o Claire Buckley.

En los últimos dos años, su proceso ha encontrado una transformación profunda gracias a los másters de Araceli García: De lo espiritual en el arte y El proceso creativo, espacios que han resonado intensamente con su manera de ver, sentir y vivir el arte.

Colecciones

  • KAIZEN

    Desde su refugio en la isla —donde el viento roza los olivos y la sal respira en las piedras— el artista entrega esta serie como un diario silencioso de transformación. Kaizen, palabra que susurra mejora constante, se convierte aquí en una forma de estar presente: no como meta, sino como un fluir orgánico, como la savia que se adapta sin perder su esencia.

    Cada obra ha sido creada con pigmentos naturales recolectados en Mallorca: tierras ocres, azules minerales, cenizas y tintes vegetales que llevan consigo la memoria del paisaje. Nada es impuesto. Todo es ofrecido. La acuarela se convierte en médium de lo invisible: capas sutiles, gestos mínimos, respiraciones que dejan huella.

    Esta colección no grita. Acompaña. Habla de los cambios que ocurren cuando no miramos, de la belleza del error, del valor de lo incompleto. Kaizen no busca deslumbrar, sino invitar al recogimiento, al movimiento constante que hay incluso en el más profundo silencio.

  • PIEL BALEAR

    Dejé que el agua guiara el pincel…
    Como el mar guía el alma.


    Piel Balear no es solo una colección de acuarelas, es una inmersión.
    Es la sal curando heridas invisibles,
    el viento susurrando memorias antiguas,
    y el vaivén del mar recordándote quién eres.


    Cada trazo fluyó como las corrientes,
    cada color nació del silencio interior.

    Sumérgete.
    Siente.
    Sana.

  • SHOUGANAI

    Shouganai es un suspiro en tinta china. Una colección de obras que nace desde la aceptación profunda de lo que no se puede controlar. Borja Regueira canaliza lo imprevisible: pigmentos que fluyen, bordes que se deshacen, formas que emergen sin promesa de quedarse.


    Cada pieza es un espejo del alma rendida a lo esencial. El color no impone, revela; la materia no se encierra, respira. En esta serie, el artista explora la belleza de la entrega, el arte como acto de confianza, como presencia lúcida ante la impermanencia.


    Shouganai no explica, conmueve. No concluye, pulsa. Es una invitación a contemplar sin juicio, a sentir sin forma, a habitar la emoción sin necesidad de resolverla.